domingo, 19 de septiembre de 2010

Sobre la política, los políticos y el compromiso.

La actual crisis económica es el caldo de cultivo ideal del desánimo y de la crítica permanente hacia la política y lo público.

No oímos otra cosa que crítica, dura y permanente.

Si no parece que haya otro sistema mejor que la democracia, y ello comporta que hayan personas que tengan que ser elegidas para la gestión de la cosa pública, de administrar el dinero y los bienes de todos, parece lógico pensar que tendríamos que escoger a los mejores para que nos representen y nos administren.

Pero resulta que no, que no escogemos entre los mejores, sino entre los que se presentan, los que militan en los partidos políticos, y como no es una actividad de prestigio, normalmente no son los mejores. Porque normalmente, los mejores se están ganando la vida en la empresa privada, o en sus propias empresas, y probablemente no tengan tiempo para la política, ni ganas, dado el poco reconocimiento social que ello comporta.

En estas circunstancias, resulta que en multitud de entidades públicas, sobre todo los Ayuntamientos, los partidos tienen que hacer sus listas sobre una base de militancia muy reducida, y entre ese conjunto reducido de personas, cada una de las cuales se dedica a la política por sus razones, si salen en las elecciones se han de nombrar un equipo de gestores. ¿Quien va a urbanismo? ¿Quien a Hacienda? ¿Quien a Servicios sociales?, etc.

Es muy complicado que de un grupo tan reducido de personas salga un buen equipo de gestores, y entonces criticamos, todos criticamos, y podemos criticar la labor del gobierno, y la del ayuntamiento, y la selección de fútbol, y nuestro equipo de Fútbol, y.....

¿Porqué en vez de tanta crítica demoledora no ponemos ideas, apoyo, trabajo, compromiso?

¿Dónde están los buenos gestores? ¿Dónde los buenos profesionales?

Si los que podrían ayudar no lo hacen ¿Con qué derecho descalificamos a los que se atreven a hacerlo a pesar de los imponderables?

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